El sueño de Pancho Villa |
.... Mi ambición sería la de pasar lo que me queda de vida en una de estas colonias militares, entre los compañeros a quiénes tanto quiero, que han sufrido tanto y durante tanto tiempo conmigo... el tiempo que me queda me gustaría vivir en mi pequeña granja, cultivando maíz y criando ganado. Sería una cosa muy buena, en mi opinión, contribuir a hacer de México un lugar feliz. |
El 20 de julio de 1923 el general Francisco "Pancho" Villa (1887-1923) fue asesinado. Enseguida se impuso la versión de la "venganza personal", clásico escenario de los delitos de estado. Los hombres de poder no temían a Villa, sino a lo que él representaba: su gente, los rancheros, los peones, la pasión arrolladora de sus mujeres, desgarradas y descalzas, que podían perseguir un sueño, rebelarse otra vez y ofender a los dueños.
Los hombres de poder odian los sueños, si salen de las camas o de los escritorios de los hombres de gafas grandes, pero...
No morirà la flor de la palabra... Podrà morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la Tierra, ya no podrà ser arrancada por la soberbia del poder. Nosotros nacimos de la noche; en ella vivimos: moriremos en ella. Pero la luz serà manana para los demas: para todos, todo. Para nosotros, la alegre rebeldia. Para nosotros, nada. Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro. Nuestra lucha es por la justizia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos. Nustra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido. Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucion. Aquì estamos: somos la dignitad rebelde, el corazon olvidado de la patria.
(SubCom Marcos), desde la 4° Declaracion desde la Selva Lacandona
(...)Ya por último nomás le cuento Don Emiliano, pa'que se ría usted un rato, que estos malos gobiernos que tenemos todavía se están creyendo que pudieron asesinarlo a usted en esa tarde de abril de 1919. No saben que usted no se murió, que simplemente usted se hizo nosotros y que así se fue escondiendo y apareciendo en nosotros y en todos los campesinos sin tierra, en todos los indígenas olvidados. Ya ve usted mi General, qué desmemoriados salen estos gobiernos. Olvidan lo más importante, lo que usted y nosotros sabemos bien, Don Emiliano, es decir, que Zapata vive, que la lucha sigue.
Vale mi General Zapata. Salud y mucho corazón, porque todavía faltan muchas cuentas que hacer cabales en las tierras mexicanas. México, Abril 10 de 1997
Desde las montañas del Sureste Mexicano "carta al jefe Zapata"